Réquiem por un cuerpo

 


Tal vez nunca lo entendiste del todo 

capaz ahora por primera vez 

ves con los ojos hacia adentro y el cuerpo enrollado 

en un pliego sin fin sin fin sin fin


Un disco gira en un movimiento de traslación hacia el infinito


Caminar mientras se escribe un poema 

también es llorar

¿qué ves si me miras los ojos?

si me miras las manos, ¿sabrías que escriben?


En un tren veo que alguien lee

poesía desde su celular 


Anoche tuve un sueño

Soñé que temía y amaba y me hundía en un pozo que se abría del otro lado de la tierra 

y despertaba en un día diferente al tuyo

con otra edad


Cuando ya habían pasado décadas desde aquel último día en que te vi antes de caer

me fui por un pozo y desperté hace treinta años

y cuando salí, jugué en la orilla del tiempo 

con criaturas que me reptaban 


Escribir un poema en la sala de espera de un hospital

también es escribir


Paredes blancas, como si fueran un lienzo virgen 

Me desperté en el mundo de las posibilidades

perdí y por eso gané todo

cuando las criaturas que reptaban me arrinconaron

te perdí


Y fue entonces que me sumergí en el océano y me nacieron escamas  

y así me acerqué me acerqué hasta que nuestras narices quedaron muy juntas 

tan juntas que tus ojos parecían uno solo

un solo ojo que miraba adentro de mi cerebro 

Si pudieras leerme el pensamiento, ¿qué verías? ¿Un conjunto de símbolos sin sentido? ¿Una espiral?


Escribir un poema con las manos sangrantes, como respiran los peces


Soñé que el hueco era yo, que comenzaba en mi pecho a la altura del esternón y me partía el cuerpo en dos

Partir para ir

Partir para permanecer

El hueco soy yo y comienzo en mi pecho a la altura del esternón 


Escribir un poema en una habitación en blanco también es partir


Cuando me miras los ojos, ¿sabés que nunca estuve acá?

Partir es seguir andando. Andar con el cuerpo partido puede ser otra forma de vivir. 


En el fondo, un hueco. El abismo

comienza en mi pecho.  


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