Caminar es el mar


Caminar por los adoquines es casi como caminar por la playa de canto rodado, sintiendo cómo las piedras acarician los dedos, el empeine, la planta de los pies, rozan el talón. Y el charco que dejó la lluvia bien podría ser uno de esos estanques en miniatura que quedan en la orilla cuando baja la marea. El gigante se acerca al borde y un cangrejo asustadizo se esconde debajo de una piedra.

Caminar por kilómetros y kilómetros para pagar cuotas, deudas, servicios. Un ruido atronador y una nube gris que empaña los pulmones. Un hombre se apea rápido del colectivo, insulta a una mujer invisible y sigue su camino. Dos viejos en una esquina parecen encontrarse después de cierto tiempo. Se besan todo el tiempo y lloran el pasado, como vieja en matiné. Míralos, míralos, están tramando algo.

Caminar por la superficie blanda que se amolda a mis pies. Una baldosa tiembla como un terremoto y entonces una ola gélida baña los tobillos primero, las pantorrillas después. Es una ola espumosa, que se arremolina en forma de caracol hasta alcanzar lugares insospechados, esos que nadie conoce. En la ciudad resulta difícil salir del caparazón. Es más fácil, y hasta vital se podría decir, ocultar la verdadera naturaleza de animal salvaje. 

Un escalón y luego otro y otro más. ¿Tercero a? No, buscar bifurcaciones banales basta, dijo, 

Bifurcación laberinto inmarcesible. 

En el mar, una gaviota grazna varios metros más arriba y sobrevuela la masa salada e inconmensurable, mientras el sol llena el espacio con una luz color bronce. Nadie en kilómetros a la redonda.

abrir los poros

todo el verde en las pupilas

la inmensidad de un grano de arena

sobre la mano abierta

La brisa fresca con olor a sal y algas, el ruido de las olas que vuelven incesantemente a la orilla, como un amigo, o un amante, vuelve siempre al sitio que lo hizo feliz. O contrariamente, como un hijo, que rechaza los brazos del padre pero una fuerza invisible lo empuja siempre a volver.

la inmensidad de un grano de arena

sobre la mano abierta

perder densidad

y hundirse en la corriente.

La arena y el asfalto, acantilados y edificios, colectivos, toda la gente que viene y bah.



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