Una, dos, tres

 I

Un sitio, un momento feliz

¿Quién hubiera dicho 

que hacía falta perderse

para encontrarse?


Glorioso despertar.


II.

El cuerpo se desgarra

sangre brota del cuerpo

lágrimas y sudor.

Tu cuerpo expulsa otro cuerpo.

El llanto de un bebé en tu pecho

su boca succiona tu pezón

con hambre voraz.


En un lugar alejado,

ambiente árido y cruel,

el viento es constante,

no amaina.

La nombrás:

Soledad.


III.

Cuerpo de tu cuerpo.

Tu propia sangre,

la tuya, que añorás.

Amarga felicidad de una madre

que ha perdido a su madre.


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